sábado, 27 de noviembre de 2010

El dinero y la Felicidad

El dinero es necesario para vivir, pero es muy triste vivir para el dinero. Lo importante no es tener riqueza, sino ser rico uno mismo. Decimos que tal empresario, artista, deportista o profesional, es muy rico, pero ¿rico en qué? ¿Es verdaderamente rico como persona, rico en paz, en generosidad, en plenitud, en felicidad? El dinero, ciertamente, puede comprar muchas cosas, pero no compra lo importante ni logra satisfacer los deseos más profundos:
“Se compra la cama, pero no el sueño”. ¿De qué nos sirve dormir en camas de oro y sobre colchones de exquisitas plumas si no podemos conciliar el sueño?
“Se compra una casa, pero no un hogar”. La esencia de un hogar no está en los muebles, las salas espaciosas, las lámparas de finos cristales, las vajillas de plata, la cocina integral… Hogar viene de la palabra latina “focus”, que significa calor. En muchas mansiones lujosísimas, las personas languidecen de tedio, aburrimiento y soledad. Un hogar no se compra: un hogar se hace, se va construyendo día a día con amor.
“Se compra el placer, pero no el amor”. El placer es pasajero, el amor perdura. El placer nunca llena los vacíos del alma, no satisface plenamente, el amor verdadero, sí. Muchos compran cuerpos y placeres, pero no logran comprar los corazones. Son tal vez, temidos o envidiados, pero no son amados.
El secreto no consiste tanto en amontonar dinero, sino en convertirlo en fuente de genuina felicidad. Mucha gente tiene dinero pero no son felices. Buscan la felicidad donde no se encuentra. Siguen a ciegas las promesas de los vendedores de ilusiones…
Nunca serás feliz si causas problemas a otros, si explotas, si usas tu poder para oprimir y humillar. Sólo encontrarás la felicidad si no la buscas directamente, si te comprometes a hacerla posible para los demás.

Articulo original.

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